martes, 27 de diciembre de 2016

UNA CUESTION DE ALMA.


Cuando uno se siente atrapado o frustrado en el amor, conviene que
se examine a sí mismo y el papel que desempeña en esa situación
.
 


  
* Thomas  Moore.


 El amor es una cuestión del alma y está íntimamente ligada a su destino. Aparece cuando uno menos se lo espera o inoportunamente. En ocasiones desaparece en el peor momento. Puede aparecer y desaparecer y regresar de nuevo, sin que ninguna razón aparente explique su volatilidad. 
   Los pintores antiguos representaban el amor como un adolescente con alas, un signo de su carácter huidizo, una cualidad que puede afligir a una persona de cualquier edad. Porque el amor en sí es joven y puede hacerle sentirse más joven de lo que es. También puede hacerle envejecer, especialmente en los momentos en que desaparece de improviso, o cuando el objeto de su amor ya no le ama.
  El aspecto de la noche oscura del amor es brutal comparado con la alegría y despreocupación del comienzo del amor. ¿Cómo pasa uno de sentirse como si flotara a sentirse hundido? La respuesta estriba de nuevo en el que el amor está al servicio del alma, por lo que tiende a descender hacia las regiones profundas. Por más que uno desee permanecer en el nivel en el que el amor parece un juego, éste nos arrastra hacia el aspecto serio de la vida.
   La pareja que cree que puede experimentar con el sexo, y posteriormente la mujer comprueba que está encinta, conoce bien este brusco descenso a la realidad.
Los parientes y amigos adultos quizá traten de advertir a una pareja joven sobre el lado oscuro del amor, pero, como es natural, las advertencias apenas logran traspasar la sutil pero resistente burbuja de la fantasía. Todo indica que es importante que el amor esté libre de los obstáculos que representan la sensatez y el sentido práctico. No puede consumirse en una vida si está constreñido por el sentido común.
   Algunas personas hallan la oscuridad del amor en el contexto del matrimonio y la pareja. Otras pasan por momentos de desesperación porque por algún motivo no consiguen establecer una relación duradera. 
  Tanto si busca usted el amor como si trata de salvar una relación sentimental, puede constituir el reto más difícil que se le presente en la vida y a veces le parecerá imposible conseguirlo. Esa imposibilidad le hará que despierte lentamente, le mostrará los límites de la comprensión humana y le procurará un puente para pasar de lo humano a lo divino.

(...) Con frecuencia nos sentimos irresistiblemente atraídos por un callejón sin salida. Parece como si el alma quisiera quedarse atrapada. No desea triunfar en su empeño, y no desea que la vida fluya y avance. Los amigos y la familia no comprenden esta situación, porque les preocupa la vida, no el alma. Quieren que sus hijos y sus amigos sean felices y muestren signos de haber triunfado en todo: la familia, el trabajo, el amor. Si pudieran asomarse al alma de su amigo o hijo, quizá comprenderían que aún no ha llegado el momento de un final feliz
   El alma tiene su propia agenda y sus propias necesidades. Si esas necesidades no son satisfechas, el callejón sin salida puede prolongarse durante largo tiempo.
.
  Aunque parece obvio que el amor consiste en que unas personas se unan para compartir su vida, también constituye, principalmente, una introducción a las profundidades del alma. Quizá no haya practicado usted nunca la meditación o la contemplación, pero ahora está obligado a pensar y cavilar. Quizá no se haya sentido nunca tan afectado por sus emociones, y ahora sus emociones eclipsan cualquier otra consideración. Quizá no se haya entregado nunca a la fantasía y a la ensoñación, pero ahora ésa es su principal preocupación.  Todo ello demuestra un incremento de la actividad del alma profunda.     Cuando uno se siente atrapado o frustrado en el amor, conviene que se examine a sí mismo y el papel que desempeña en esa situación. 
   A medida que la relación evoluciona puede convertirse, como dice Jung, en un receptáculo del alma. A medida que uno cambia y la relación pasa por distintas fases, uno se introduce más profundamente en el alma. Aunque la relación no dure o se rompa bruscamente, uno no tiene más remedio que experimentar sus emociones y ensayar su historia reiteradamente en un proceso que quizá cree el espacio que necesita para su alma.    Llegados a este punto, algunas parejas vuelven a conectar, pero a menudo es necesario que se forme una nueva relación para construir una forma madura de amor.
    Como dicen las tradiciones religiosas, el amor es una fuerza creativa, que construye a partir de nuestra vida y experiencias un mundo articulado, una vida llena de significado y complejidad. Las personas experimentadas en materia del amor se hallan en un estadio de evolución distinto a quienes aún no han experimentado este tipo de iniciación. El amor incentiva todas las dimensiones de la vida, y lo que parece amor romántico o una relación sentimental puede propiciar una pasión más intensa por la vida.  

-- Parrafo extraído del libro "Las noches oscuras del Alma", Ed. Urano. El autor toma el título del libro del concepto que fuera acuñado por San Juan de la Cruz-



Thomas  Moore.  considerado toda una personalidad en las áreas de psicología analitica y arquetípica, mitologiay arte.  Es autor de obras mundialmente reconocidas, como "El cuidado del alma" (primera y segunda parte) o "Las relaciones del alma", "En busca de una religion personal", etc.  Teólogo y psicólogo, durante doce años fue monje en una orden católica . 

  Fotografia:   Josh Adamski      




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martes, 20 de diciembre de 2016

NUESTRA VIDA: LA MEJOR OBRA DE ARTE.


"...todos tenemos un papel que representar, que se concreta en estar dispuestos
 a aceptar nuestro magnífico y verdadero ser."


Shakti Gawain

Una necesidad básica de todo ser humano es la de aportar una contribución positiva al mundo y a nuestros semejantes, así como prosperar y disfrutar de la vida. Tenemos mucho que ofrecer al mundo y a los demás, y cada uno de nosotros, de una manera única y específica. En gran medida, nuestra sensación de bienestar personal está en función del grado en que seamos capaces de expresar este hecho.
Todos tenemos algo importante que hacer en esta vida. Ese algo puede ser muy sencillo o abarcar muchos aspectos. A esta contribución la llamo «nuestro propósito más elevado», que implica siempre ser uno mismo de manera plena y natural, y hacer algo, o muchas cosas, que realmente deseemos hacer de forma espontánea.
En el fondo de nuestro corazón todos sabemos cuál es nuestro propósito más elevado, aunque a veces no lo reconozcamos conscientemente ni ante nosotros mismos. De hecho, la mayoría de las personas dan la impresión de recorrer grandes distancias para ocultarse de sí mismas y de los demás. Temen y tratan de eludir el poder, la responsabilidad y la luz que significa asumir y expresar sus verdaderos propósitos en la vida.

Al utilizar la visualización creativa descubrirá que cada vez sintoniza mejor y más conscientemente con su meta más elevada. Analice los elementos más recurrentes en sus sueños, los objetivos y fantasías, las cualidades específicas que impregnan las cosas que hace y que crea. Se trata de claves importantes para entender el propósito y el sentido subyacentes en su vida.
Con la visualización creativa descubrirá que su capacidad para realizarse está en función de la medida en que actúe de acuerdo con su propósito más elevado. Si trata de conseguir algo y no acierta a lograrlo, puede que no se ajuste a las pautas y al sentido subyacentes en su vida. Tenga paciencia y no pierda el contacto con su guía interior. Cuando vaya adquiriendo una mayor perspectiva, verá cómo todo se desarrolla perfectamente.
La visualización creativa no es solamente una técnica, sino que, en última instancia, es también un estado de conciencia. Un estado que nos permite ver profundamente que somos los continuos creadores de nuestro universo y que nos responsabilizamos de ello en todo momento.
(...) No hay nada que tengamos que hacer para atraer o conseguir algo, porque el potencial de todo ello se halla en nuestro interior. La manifestación a través de la visualización creativa es el proceso que hace posible que veamos o advirtamos nuestro potencial divino en el plano físico.

Vivimos una época de grandes transformaciones en nuestro planeta. Y todos tenemos un papel que representar, que se concreta en estar dispuestos a aceptar nuestro magnífico y verdadero ser.
Su vida es una obra de arte.
Me gusta imaginar que soy una artista y que mi vida es mi mejor obra de arte. Cada momento es un momento de creación, y cada momento de creación encierra infinitas posibilidades. Puedo hacer las cosas como siempre o evaluar todas las demás posibilidades, intentar algo nuevo y distinto, potencialmente más gratificante. Cada momento nos brinda una nueva oportunidad y una nueva decisión.
¡Qué maravilloso juego es el nuestro! ¡Que arte tan magnífico!

_ "Descubrir nuestros propósitos más elevados"del libro Visualizacion Creativa


Shakti Gawain autora de los best-sellers: "Visualízación Creativa" —de cuya primera edición se han vendido más de dos millones de ejemplares—, "Vivir en la Luz", "Retorno al Jardín" y "El camino de la transformación", entre otros.

Fotografia:   Poras  Chaudhary







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lunes, 12 de diciembre de 2016

ETERNO RESPLANDOR DE LOS MOMENTOS DE SENTIDO.



Cada individuo es único, cada momento de sentido también lo es.
Hay que olvidar las fórmulas y recetas.
 



            *Sergio Sinay.


"La vida constituye para cada uno de nosotros una larga e involuntaria búsqueda", afirma el antropólogo francés Marc Augé, célebre entre otros hallazgos por haber creado la definición de no lugares, aplicable a supermercados, aeropuertos, shoppings y otros espacios en los se disuelven las identidades de las personas. Aquella definición de Augé está en su breve y hermoso ensayo El tiempo sin edad, en donde reivindica con deslumbrante lucidez el significado y los contenidos que la edad aporta a nuestra vida a medida que avanza.  Aunque no lo expresa puntualmente, es posible advertir que la búsqueda de la que habla Augé apunta al descubrimiento del sentido de la propia existencia. 
Vivir tiene sentido cuando podemos comprender para qué vivimos. Tanto se habla y se escribe sobre el sentido de la vida y tan poco se dice acerca de en qué consiste. Otra ensayista capaz de presentar sus ideas con sensibilidad y belleza, como la austríaca Elisabeth Lukas (discípula dilecta del gran pensador y médico Viktor Frankl), advierte en su trabajo El sentido del momento, que el sentido de la vida no se encuentra de una vez y para siempre ni se anuncia con trompetas y reflectores. A partir de una fecha cierta, la de nuestro nacimiento, atravesamos edades y, en cada una, mientras fluye el tiempo, algo nos aguarda. Algo a descubrir. La edad, dice Augé, es la experiencia humana esencial y quien la niega huye sin hacer ningún descubrimiento. Pierde un encuentro con el sentido de su propia vida y, por mucho que se embriague con efectos especiales y placeres momentáneos, será presa de la angustia existencial.
Nadie existe en vano, afirma Lukas siguiendo el trazo de su maestro Frankl. Pero no serán otros quienes le digan para qué existe. La búsqueda de ese para qué requiere voluntad. Voluntad de sentido. Vivir atento a las circunstancias de cada momento, para no perder los instantes de sentido. Esos instantes pueden darse durante el desarrollo de una tarea (laboral, profesional, doméstica), en un diálogo, en un momento de intimidad con un ser querido, al mantener una conducta coherente con los propios valores así sea contra la corriente, e incluso en un momento de dolor. ¿Qué es aquello que sólo puedo hacer yo y que si no hago no quedará inscrito en el tiempo y en el mundo? ¿Dónde y cómo dejaré una huella? ¿Cuál es ese sentimiento, esa contemplación, esa confirmación, así se trate de un segundo en el tiempo, por los cuales la vida entera, con sus altos y sus bajos, mereció ser vivida?.  
De acuerdo con Lukas en esos instantes de sentido siempre estará presente el otro. Acaso porque, como escribe esta autora, siempre, aun cuando no lo parezca, alguien nos espera. ¿Quién? Descubrirlo es uno de los propósitos de la búsqueda señalada por Augé. ¿Para qué? "Para hacer por esa persona lo que esperamos para nosotros", responde Elisabeth Lukas. Esas personas (porque pueden ser más de una y pueden ir apareciendo en diferentes momentos de la vida) nos harán saber que se trataba de ellas. Y no lo harán necesariamente con palabras. A menudo la señal será un simple gesto, una mirada, una actitud. Cada individuo es único, cada momento de sentido también lo es. Hay que olvidar las fórmulas y recetas.
Al final del viaje, o en cualquier momento en que se haga un alto en la marcha, los momentos de sentido estarán ahí, en la memoria, en el registro emocional, en la comprensión intelectual, como perlas que, una vez engarzadas en la tanza del tiempo, dirán cómo hemos vivido o cómo estamos viviendo. Es el eterno resplandor de los momentos de sentido.   

*SERGIO SINAY.  Periodista,escritor, jefe de redacion de varias revistas, terapeuta gestaltico y transpersonal, autor de varios libros: "Inteligencia y amor";  "El discreto encanto de la madurez", "La palabra al desnudo", "Sanar la pareja", etc.
Fotografia:   Josh Adamski                      



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lunes, 5 de diciembre de 2016

CAMINAR EL PROPIO CAMINO...



 Servir a través del amor, en la más perfecta libertad de seguir
nuestro propio camino.




   *  Edward Bach.
 

…Un niño pequeño decidió pintar el cuadro de una casa, a tiempo para el cumpleaños de su madre. En su mente infantil, la casa ya estaba pintada; sabía perfectamente cómo iba a quedar, hasta el más mínimo detalle, y sólo le restaba plasmarla sobre el papel.La pintura estaba terminada a tiempo para el cumpleaños. Apelando a toda su capacidad, él le ha dado forma a su idea de la casa. 
Es una obra de arte, porque todo es muy suyo: en cada trozo expresa su amor hacia su madre, y cada ventana, cada puerta, están pintadas con la profunda convicción de que ése, es el lugar correcto para ellas. Incluso pareciendo una parva de heno, es la casa más perfecta que fuera pintada alguna vez; y es perfecta porque el pequeño artista, ha puesto en ella todo su corazón y toda su alma. Todo su ser está encerrado en esa pintura.  
Esto es la salud, esto es el éxito y la felicidad, y esto es la verdadera vocación de servicio. Servir a través del amor, en la más perfecta libertad de seguir nuestro propio camino.
Así es que llegamos a éste mundo, sabiendo qué cuadro tenemos que pintar, y con nuestra senda ya trazada a lo largo de la vida; todo lo que nos queda por hacer en ella es darle forma material. Pasamos por la vida llenos de gozo e interés, concentrando toda nuestra capacidad en el perfeccionamiento de nuestro cuadro y volcando los mejores esfuerzos de nuestra capacidad para trasladar nuestros pensamientos y propósitos a la vida material, en cualquier entorno que hallamos elegido.
Entonces si seguimos desde el principio al fin nuestros propios ideales y deseos, con toda la fuerza que poseemos, no puede existir el fracaso; nuestra vida, saludable y feliz, ha sido un maravilloso éxito.
Sin embargo, la misma pequeña historia del niño-pintor puede ilustrar cómo, si lo permitimos, las dificultades de la vida pueden interferir con este éxito, felicidad y salud, y disuadirnos de nuestros propósitos.
El niño esta pintando, atareada y felizmente, cuándo alguien llega y le dice:
-“Porqué no ponés una ventana aquí y una puerta allá? Y por supuesto, el sendero del jardín debería ir hacia éste lado”.El resultado de ésta actitud en el niño será una total pérdida de interés en su trabajo; quizás lo continúe, pero entonces sólo estará poniendo ideas ajenas en el papel; tal vez se torne contrariado, irritado e infeliz, temeroso de rehusar las sugerencias.
Comenzará a odiar a la pintura, y quizás la rompa en pedazos; la reacción será de acuerdo con el carácter del niño.El dibujo final quizás sea una casa reconocible, pero es imperfecta, y un fracaso, porque es la interpretación de los pensamientos de otro, no los del niño. Y probablemente ya no tenga sentido como regalo de cumpleaños, por no haber podido ser terminado a tiempo, y la madre tendrá entonces que esperar posiblemente, un año más para recibir su regalo.
Esta es la enfermedad; la re-acción ante una interferencia. Es un fracaso y una infelicidad transitoria, y ocurre cuando permitimos a otros, que interfieran con nuestros propósitos en la vida, e implanten en nuestras mentes duda, miedo o indiferencia …
___  fragmento de “Libérense ustedes mismos” de las “Obras Completas del Dr. Edward Bach 



Dr. Edward Bach:  Mundialmente reconocido por el estudio de las flores medicinales. Descubrió un nuevo método de potencialización donde intuyó que la autentica razón por la que enferman las personas reside en el ánimo humano.   

Fotografia:  Nico Fredia 








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martes, 29 de noviembre de 2016

LA COMPASION: el principal tranquilizante.



"la práctica de la compasión es una medicación que 
restablece la serenidad cuando uno se encuentra muy agitado"


 *  Diálogo entre el DALAI LAMA y diversos científicos, psicólogos y filósofos


"" –Hablando en términos generales –intervino entonces el Dalai Lama, que parecía tener muchas cosas que decir, antes de comprometerse con la práctica budista - uno debe tener en cuenta cuál es su objetivo y cuáles son sus beneficios. Éste es un procedimiento muy práctico y, si usted se salta este estadio, lo más probable es que, cuando se le diga que cultive la compasión, desarrolle algo artificial que carezca de todo interés.
  Un procedimiento utilizado tradicionalmente por el budismo para el cultivo de la compasión, por ejemplo, consiste en contemplar a cualquier persona como si se tratara de nuestra propia madre. Ya sé que no es posible demostrar de forma lógica que un determinado ser ha sido realmente nuestra madre en una vida pasada, pero ésa no es razón para no contemplar a todos los seres como si fueran nuestra madre. ¿Y por qué deberíamos hacer tal cosa? Porque el hecho de considerar a un individuo como si fuera nuestra madre evoca naturalmente el sentimiento de afecto, aprecio, amabilidad y gratitud. Poco importa, cuando uno reconoce esa motivación profunda, que haya sido nuestra madre o no, porque basta entonces con cobrar conciencia del beneficio y del propósito de esta práctica para estar en condiciones de acometerla.

  De manera parecida, uno de los antídotos utilizados tradicionalmente para contrarrestar el apego –el verdadero apego- consiste en apelar a la imaginación. En tal caso, por ejemplo, uno imagina el mundo cubierto de huesos y esqueletos, una forma, por supuesto, muy poco gratificante y satisfactoria de contemplar la realidad. ¿Por qué diablos debería uno hacer tal cosa? ¿No es acaso mucho más amable contemplar el mundo cubierto de flores? Pero no es difícil comprender que este tipo de reflexión puede ayudarnos a liberar la mente del apego. Se trata de un medio hábil para neutralizar lo que nos inquieta, una forma de contrarrestar todo aquello que perturba nuestro bienestar. Quienes sean capaces de reconocer que el problema se asienta en su propia mente podrán verificar y comprobar por sí mismos la eficacia de este método.
Uno podría tener la impresión de que el cultivo del amor y de la compasión es algo que hacemos por los demás, una especie de ofrenda que realizamos al mundo, pero, en realidad, ésa es una forma muy superficial de ver las cosas. La experiencia directa pone claramente de manifiesto que el primer beneficiado de la práctica de la compasión es uno mismo. 
La práctica de la compasión nos reporta, por así decirlo, un beneficio del cien por cien, mientras que el beneficio que supone para los demás es tan sólo del cincuenta por ciento. Así pues, uno mismo es el principal beneficiario del cultivo de la compasión.

Luego, el Dalai Lama señaló que, en las escrituras budistas, el bodhisattva –la persona que alcanza un elevado nivel de logro espiritual mediante la práctica de la compasión- disfruta de una gran felicidad y bienestar debido a que desarrolla un nivel inusual de amor y de compasión que le permiten amar al prójimo más que a sí mismo.
–Mi pequeña experiencia al respecto –confirmó Paul Ekman, que se había visto gratamente sorprendido por la actitud emocional sostenida por el Dalai Lama-  durante todo el encuentro me ha permitido descubrir que el afecto y el respeto por los demás nos fortalece internamente y nos hace sentir más tranquilos y felices. Es cierto que no se trata de una panacea que resuelva todos los problemas, pero ¿a quién le importa? En tal caso, las circunstancias adversas pueden hacernos sentir mal durante unos instantes, pero luego nos recuperamos con más prontitud y volvemos a sentirnos en paz.
Yo creo que la práctica de la compasión es una medicación que restablece la serenidad cuando uno se encuentra muy agitado –concluyó el Dalai Lama. Y es que la compasión es el principal de los tranquilizantes.
Durante todo su comentario sobre la compasión, el Dalai Lama se mostró muy animado y se manifestaba con gestos muy vigorosos que expresaban claramente su interés por el tema.
Ustedes saben –señaló entonces Matthieu, ampliando el marco del debate- que la Declaración de los Derechos Humanos tiene cincuenta y ocho artículos. Pero en nuestra relación con los demás, hay un artículo que los resume a todos, es decir, que nadie quiere sufrir y que los demás quieren –y tienen el mismo derecho que nosotros– a ser felices. Esta sencilla afirmación resume, en última instancia, toda la Declaración de los Derechos Humanos.


* fragmento del libro "Emociones destructivas";   Daniel Goleman  compila y documenta los diálogos que mantuvo el Dalai Lama y un selecto grupo de eruditos budistas, psicólogos, neurocientificos y filósofos reunidos para comprender, dilucidar y combatir las emociones destructivas.

Fotografia:    Nico Fredia  









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martes, 22 de noviembre de 2016

A LA LUZ DE NUESTRA PROPIA SOMBRA...




"... para arrojar luz a nuestra propia sombra debemos indagar  puntos de nuestra
 relación con nuestros otros significativos."


*    Paula Perticone.


Mientras tengamos vida, ella nos acompaña o nos persigue, depende cuánto hayamos aprendido a querernos y a valorar nuestro reverso.
Tal como la sombra real -que va decreciendo a medida que se acerca el mediodía- a mayor luz, más pequeña parece; pero a medida que la noche se acerca, se escabulle en ella, ampliando su alcance y haciendo que nos perdamos en esa oscuridad.
Esta es una metáfora de como puede ser la relación que tengamos con aquellas cualidades y atributos que desconocemos como propios pero que se hallan en nuestro inconsciente. El analista Edward Whitmont describió la sombra en términos junguianos de la siguiente manera: “todo lo que hemos ido rechazando en el curso del desarrollo de nuestra personalidad por no ajustarse al ego ideal”.  Ese ego ideal -con el cual generalmente identificamos nuestro ser-, se haya en consonancia con lo que en nuestro entorno familiar y cultural está bien visto y aprobado. Todas las tendencias, actitudes, pensamientos, emociones y sentimientos que no estén en sintonía con ello, pasan a formar parte de nuestra sombra.
A medida que transcurre la vida y la dicotomía avanza, nuestra personalidad se empobrece bajo el mandato tirano de nuestro pequeño ego, que manda al sótano de nosotros mismos todas aquellas aptitudes que ponen en cuestionamiento su autoridad. Pero esto no termina allí. Ese sótano no es impenetrable. Por allí se cuelan las sombras y ven la luz a través de los semblantes de otras personas que nos salen al encuentro cual espejos.
La forma más rápida para arrojar luz a nuestra propia sombra es indagar algunos puntos de nuestra relación con nuestros otros significativos. Preguntarse sobre los sentimientos desmedidos que ellos nos despiertan: admiración, desagrado, enojo, pasión irrefrenable, irritación o lástima, incluso a veces sin conocer a esas personas. Prestar atención a las quejas u observaciones que tienen sobre nuestras facetas negativas diferentes personas en distintos momentos. Observar los enojos viscerales que padecemos ante los errores de los demás, independientemente del tamaño de los mismos.
Luego, deberíamos tener la valentía de buscar en nuestras conversaciones privadas, aquellos escenarios donde fantaseamos posibles charlas, desenlaces heroicos o terribles, donde actuamos y decimos todo lo que en la vida cotidiana no nos animamos. Y aquí vamos a notar que lo que vemos en los demás es lo que más celosamente guardamos en estas fantasías que no nos animamos hablar con nadie por pudor, vergüenza o miedo.
Todo eso nos pertenece. Reconocerlo, alumbrarlo, integrarlo a nuestra personalidad, e incluso la forma en que lo hagamos, nos va a otorgar autenticidad. Allí comienza nuestro proceso de individuación, que en términos junguianos representa el proceso que nos lleva a ser únicos de dos formas: la primera en cuanto a nuestra distinción de los demás y la segunda, a ser uno mismo sin divisiones internas, ser íntegros.
Al principio no será fácil: nos encontraremos en múltiples situaciones sintiendo, haciendo y diciendo cosas que antes no éramos capaces de ver en nosotros mismos, aunque estaban ahí. Esto va a entrar en contraposición directa con el ego que va a querer que todo eso que valientemente sacamos, vuelva al sótano.
Pero si somos fuertes y resistimos al miedo que nos despierta dejar de ser quién creíamos que somos para ver e integrar lo que realmente somos, vamos a ver que estos hallazgos de nosotros  mismos, sólo  parecen inadecuados porque se encuentran desfasados en tiempo y espacio.
Si, con amor, logramos que sean pertinentes, precisos y, mediante el discernimiento, encontramos los momentos, las circunstancias y las personas adecuadas para vivirlos, veremos que nuestra personalidad se enriquece infinitamente; porque ese sótano no tiene fin, la riqueza del inconsciente es inacabable.

 

* Lic Paula Perticone.    Psicóloga, analista junguiana,  miembro de Campo Vincular Salud .   Articulo publicado en la revista Ahora.  http://www.revistaahora.com.ar/

Fotografia:  Noell  Oszvald. 








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martes, 8 de noviembre de 2016

LA VIDA ES NUESTRO MAESTRO. EL CAMINO: LA ATENCION PLENA.



"...debemos estar dispuestos a que la vida se convierta en nuestro maestro."   



  *  Jon Kabat-Zinn

 " ¿Ha advertido alguna vez que no hay forma de escapar de nada? ¿Qué tarde o temprano, las cosas a las que no quiere enfrentarse, de las que trata de huir o que intenta disimular y fingir que no están ahí le persiguen, especialmente si están relacionadas con viejos patrones y temores? 
Solemos tener la idea romántica de que si en esa dirección las cosas no marchan bien, basta con ir en otra dirección y las cosas serán distintas. Si el trabajo no nos satisface, cambiamos de trabajo. Si con nuestra pareja las cosas no van bien, cambiamos de pareja. Si esta ciudad no nos gusta, cambiamos de ciudad (…) El pensamiento subyacente a esta manera de obrar es que la causa de nuestros problemas está fuera de nosotros, en el lugar, en los demás, en las circunstancias. Creemos que si cambiamos de lugar y cambiamos de circunstancias, todo se colocará en su sitio; que podremos volver a empezar, tener un nuevo comienzo.
   El problema con esta manera de ver las cosas es que pasa por alto con extrema facilidad el hecho de que nos llevamos con nosotros nuestra mente y nuestro corazón. No podemos escapar de nosotros mismos, por mucho que lo intentemos. Y, por más que eso sea lo que nosotros queremos, ¿por qué motivo deberíamos sospechar que las cosas serian diferentes o mejores en algún otro lugar? Tarde o temprano emergerían los mismos problemas, pues efectivamente se originan en gran parte en nuestros patrones, en nuestras formas de ver, de pensar y de comportarnos. Con mucha frecuencia, nuestra vida deja de funcionar porque dejamos de trabajar en ella, porque no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad ante el hecho de que las cosas son como son y trabajar con nuestras dificultades. No entendemos que realmente es posible llegar a ver con claridad, comprender y transformarnos justo en medio de lo que hay aquí y ahora, por muy problemático que pueda ser. Pero resulta mucho más fácil y menos amenazador para nuestro sentido del yo proyectar nuestra responsabilidad con relación a los problemas en otras personas y en el entorno.
Resulta mucho más fácil encontrar defectos en los demás, culpar a otros, creer que lo que hace falta es se produzca un cambio en el exterior, huir de las fuerzas que nos retienen y que impiden que crezcamos y que encontremos la felicidad. Podemos incluso culparnos a nosotros mismos de todo eso y, en un último intento de huir de la responsabilidad, salir corriendo con la sensación de que el problema que hemos creado no tiene solución o que el daño que hemos sufrido no tiene arreglo. En cualquier de estas dos cosas, creemos que somos incapaces de cambiar o de crecer, y que lo que debemos hacer es quitarnos de en medio para ahorrar sufrimiento a los demás.
Las víctimas de esta manera de ver las cosas están por todas partes. Miremos donde miremos encontraremos relaciones rotas, familias rotas: vagabundos sin raíces que van perdidos de un lugar a otro, de un trabajo a otro, de una relación a otra, de esta idea de salvación a otra, con la desesperada esperanza de que la persona adecuada o el libro adecuado mejorarán la cosas; o que se sienten aislados, indignos de ser amados y sumidos en la desesperación y que han dejado de buscar e incluso de hacer cualquier intento, por torpe que sea, de encontrar la paz interior.

(…)
   Ninguna solución conducirá al crecimiento hasta que afrontemos por completo la situación presente y nos abramos a ella con atención plena, permitiendo que la aspereza de la situación misma lime nuestros cantos afilados. En otras palabras, debemos estar dispuestos a que la vida se convierta en nuestro maestro.
   Este camino consiste en trabajar donde quiera que estemos, con lo que nos encontremos en el aquí y ahora. Así pues, esto es lo que hay… este lugar, esta relación, este dilema, este trabajo. El reto de la atención plena consiste en trabajar con las circunstancias con las que nos encontramos –por muy desagradables, desalentadoras, limitadas, interminables y estancadas que puedan parecer- y asegurarnos de que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance por utilizar sus energías para transformarnos a nosotros mismos antes de decidir cortar por lo sano y pasar a otra cosa. Es precisamente aquí donde debe tener lugar el trabajo real.

(…)
Siempre hay algo que puede no gustarnos. Así pues, ¿Por qué no soltar y admitir que también podríamos estar perfectamente cómodos donde quiera que estemos? En ese preciso instante entramos en contacto con la esencia de nuestro ser e invitamos a la atención plena a entrar y curarnos.

 del libro:  "Mindfulness en la vida cotidiana"- (parrafo)



Jon Kabat-Zinn - Profesor emérito de medicina, fundador y director de la Clínica para Reducción del Estrés y del Centro para la Atencion Plena  (Mindfulness) en la Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Autor de numerosos libros.

  Fotografia: Leyla Emektar.  "Strawberry Greenhouses";  ganadora categoria Travel del premio internacional Siena 2016 :  







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