miércoles, 31 de agosto de 2016

LA CURACION DE LA SOMBRA.





JAMES HILLMAN *
"" La curación de la sombra constituye un problema moral que nos obliga a reconocer lo que hemos reprimido, darnos cuenta del modo en que lo hacemos, cuáles son nuestras racionalizaciones, de qué manera nos engañamos a nosotros mismos, qué tipo de objetivos perseguimos y a quiénes seríamos capaces de dañar, e incluso de destruir, para conseguirlos. 
   Por otra parte, la curación de la sombra es también una cuestión de amor. ¿En qué medida aceptamos nuestros aspectos más abyectos, desagradables y perversos? ¿Cuánta caridad y compasión mostramos ante nuestra propia debilidad y enfermedad? ¿Cuál es nuestra participación en la construcción de una sociedad basada en el amor en la que tenga cabida todo el mundo? 
   Yo suelo utilizar la expresión «curación de la sombra» para resaltar la importancia del amor, porque si sólo tratamos de curarnos a nosotros mismos y centramos todo el interés en nuestro «yo», el proceso suele degenerar en una atención desmedida a nuestro ego que sólo conseguirá fortalecerlo y engordarlo para alcanzar sus metas, simples remedos de los objetivos de la sociedad. Si realmente queremos curar nuestras debilidades, nuestra obstinación, nuestra ceguera, nuestra insensibilidad, nuestra crueldad, nuestra falsedad, etcétera, deberemos inventar nuevas formas de convivencia en las que el ego aprenda a escuchar sus aspectos más desagradables, aceptarlos y llegar a amar incluso al más abyecto de todos ellos.
   Amarse a uno mismo no es una tarea nada sencilla porque eso significa amar todo lo que hay en nosotros, hasta la misma sombra que nos hace sentir inferiores y socialmente inaceptables. Es por ello que la atención que prestamos a nuestras facetas más abyectas forma parte del proceso de curación. Pero cuidar de la sombra, en ocasiones, no significa más que asumirla. 
   Así pues, el primer paso importante del proceso de curación de la sombra tan sólo consiste -como hacían los antiguos puritanos o los judíos en su interminable diáspora- en llevar la sombra con nosotros, es decir, en tomar conciencia cotidianamente de nuestros pecados, en permanecer atentos para que el Diablo no nos coja desprevenidos, en emprender un largo viaje existencial cargando una mochila llena de piedras sin nadie a quien recurrir ni una meta segura que alcanzar. Pero resulta imposible planificar este viaje que pretende que nuestros defectos se adecuen a los objetivos del ego. Por eso es tan difícil amar. Para amar a la sombra es necesario aprender a llevarla con nosotros. Pero con eso no basta ya que también debemos tomar conciencia de la paradoja de esta locura que compartimos con el resto de los seres humanos. 
   Sólo entonces podremos aceptar, caminar e incluso alimentarnos de lo que hayamos rechazado. Por otra parte, el simple amor puede llevarnos a una identificación con la sombra que termine convirtiéndonos en sus víctimas. Es por ello que no debemos menospreciar la dimensión ética del trabajo con la sombra. Así pues, la curación requiere también del reconocimiento moral de los aspectos más despreciables de nosotros mismos y de la aceptación amorosa y alegre de su misma existencia. Se trata, por tanto, de una empresa que exige, al mismo tiempo, del trabajo y de la entrega, del juicio exacto y de la participación gustosa, del moralismo occidental y de la renuncia oriental. (...)
   La descripción freudiana del mundo de la sombra es demasiado racional y no llega a comprender la profundidad del lenguaje paradójico con el que se expresa el psiquismo en el que cualquier imagen y cualquier experiencia tienen tanto un aspecto positivo como otro negativo. Freud no llegó a advertir la paradoja de que la basura también es un fertilizante, de que la infancia también es inocente, de que la perversidad polimorfa también es placentera y libre y de que el hombre más repulsivo puede ser, al mismo tiempo, un redentor disfrazado.
   En otras palabras, las descripciones que Freud y Jung nos ofrecen de la sombra NO constituyen dos perspectivas diferentes y opuestas. La visión de Jung, pues, profundiza y amplía la de Freud evidenciando su dimensión paradójica. ""


* JAMES HILLMAN.  Psicologo y analista junguiano estadounidense, representante y principal de la escuela arquetipal.  Autor de " Re imaginar la psicologia", "El codigo del Alma", "Cien años de psicoanalisis", etre otros.   

Fotografia:   Adrian Schiegl.   



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miércoles, 24 de agosto de 2016

AMAR A UN SER HUMANO... es cuidar la Humanidad.





  (segunda parte. Final)

Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la Vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cual tu formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
Humberto Maturana.
 Medico, neurobiólogo y epistemólogo chileno.  Autor, entre otros, de los libros "De máquinas y seres vivos", , "El árbol del conocimiento",  "El sentido de lo humano", "Desde la biología a la psicología"  entre varios mas.
Fotografia:   Anne Geddes.  





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martes, 16 de agosto de 2016

" AMAR A UN SER HUMANO."


  (primera parte)

** Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas, contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive, son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida.
  Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por si mismo, a su manera, apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.
  Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables, permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, “este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto…si tú quieres recibirlo”. 
  Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de si mismo duda, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente. **

Humberto Maturana.
 Medico, neurobiólogo y epistemólogo chileno.  Autor, entre otros, de los libros "De máquinas y seres vivos", , "El árbol del conocimiento",  "El sentido de lo humano", "Desde la biología a la psicología"  entre varios mas.
Fotografia:   Anne Geddes.  





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domingo, 7 de agosto de 2016

Páginas Matutinas

Julia Cameron, en su libro el “Camino del Artista”, nos invita a conectarnos con nuestra creatividad.
Una de las tantas técnicas  que propone con ese fin son las” páginas de la mañana”.
La propuesta consiste en escribir diariamente, a lo largo de 8 o 10 semanas, por la mañana, tres hojas.
¿Cuál es el objetivo? Alcanzar la libertad creativa. ¡Sí! Por la mañana, durante 8 ó 10 semanas. Créeme no es tan difícil como parece, y si lo es, vale la pena el esfuerzo. Persiste y verás. Es un momento del día que te regalas; un momento del día que es sólo tuyo. Un momento del día que solo están el papel, la pluma y vos - lejos del ruido cotidiano, de los quehaceres cotidianos, de  las obligaciones-. Vos y tú alma; regálate esos minutos diarios.
¿Qué son las paginas matutinas?  Simplemente son tres páginas manuscritas que expresan literalmente lo que fluye por mi mente en ese momento: “Oh, dios, un día más. No tengo NADA para decir. Tengo que lavar las cortinas. ¿Lave la ropa ayer? Bla, Bla…”
No hay forma de hacerlo mal,  no se espera que sean una obra de arte, ni es literatura, no es necesario que seas un escritor. Estas páginas están destinadas exclusivamente a que la mano se mueva a través de la página para escribir cualquier pensamiento que pase por la mente, aunque parezca demasiado tonto, insignificante, estúpido o extravagante.
autocompasión repetitivas, tartamudeantes e infantiles, enojadas o insulsas … Nadie podrá leer tus paginas y ni siquiera tu deberás leerlas durante las primeras 8 a 10 semanas. Tan solo escribe en hojas sueltas y guárdalas en un sobre, o en cuaderno, pero no vuelvas a mirarlas. Tan solo escribe las tres páginas… Y tres más al día siguiente”
¿Te animas? Si necesitas reconectarte con tu creatividad, o tener mas disciplina te lo recomiendo
El drenaje cerebral es una de sus funciones principales. Me animaría a decir que  también que es el drenaje del alma.
Todo ese material que sale de tus entrañas, quejoso, malhumorado, “mezquino”,” plañidero” es lo que se interpone entre tu creatividad y tú. Todas las tensiones, los mandatos, los deberes, que se filtran a través del subconsciente y enturbia tus días hay que volcarlo en el papel, sacártelo de la mente y de tu piel. Todas esas páginas  empuñadas por tu mano  son las herramienta principales para el restablecimiento creativo
En resumen, la propuesta es: Saltar de la cama al papel por la mañana, escribir durante 8 o 12 semanas lo que salga. Las paginas matutinas no son negociables, no hay escusas si te comprometes a hacerlo no hay tutía. No importa si tuviste una mala noche, si estas de malhumor, si  tienes que estudiar, a trabajar o llevar los niños al colegio.

Las páginas de la mañana de la mañana te enseñaran que tu humor realmente no interesa. En general, el mejor trabajo creativo surge en aquellos días cuando se siente que todo lo hecho es una basura. Las paginas matutinas te enseñaran a no juzgar y te permitirán simplemente escribir… tu artista es un niño que necesita ser alimentado. Las páginas de la mañana alimentan a tu niño artista, de modo que escríbele

María Fernanda Blanco
Psicóloga
Escritoterapia
Mindfulness  y Psilogia de la compasión
Miembro del equipo de Campo Vincular Salud

Contacto:
156.787.0730
Estaremos desarrollando este tema en el próximo curso de Mindfulness y Creatividad





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