martes, 14 de marzo de 2017

ABUSO Y MALTRATO EN LA VEJEZ (Envejecimiento y flia IIl)




“Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de
una bella vida”   
Pitágoras 



  *   Gustavo J. Pérez Zabatta  . 



“Uno piensa que los días de un árbol son todos iguales. 
 Sobre todo, si es un árbol viejo. No.
 Un día de un viejo árbol, es un día del mundo”.
“Un árbol es sueños y memoria”.    Haroldo Conti.
Escribir sobre abuso y maltrato, representa para quien escribe, transitar sin lugar a dudas un mal trago. Son palabras que lastiman el alma, sobre un fondo blanco de papel, dibujando en cada frase, una mueca de dolor.  
Ahora bien, escribir sobre abuso o maltrato, pero en niños o ancianos, - los más vulnerables en nuestras sociedades -, representa un esfuerzo extra y costoso. Porque el dolor se multiplica al infinito.  
A los profesionales de la salud, se no enseña a guardar una “distancia óptima”. Y es en verdad éste, un claro desafío profesional, un compromiso ineludible, por llevar por delante una tarea.   
Imagínese ahora pre-claro lector, - pues pone usted también, buena parte de lo suyo en leer esto, que es una tragedia -, si le digo que, en el caso de los ancianxs, el abuso y el maltrato, no sólo se produce con frecuencia, sino que en general, está a cargo de aquellos mismos familiares y cuidadores de nuestros viejos, encima en un alto porcentaje.    
En esta tercera parte sobre Envejecimiento y Familia (ver Partes I y II), me he reservado quizás, el trabajo más arduo, más penoso, ese mal trago que deja un sabor amargo por mucho tiempo.    

Las estadísticas en Argentina siempre son un problema. O no las hay, o son poco fiables, o …Veamos algunos ejemplos tomados de Google:

“Crecieron un 35% las denuncias por maltrato a los ancianos”. Se registraron más de 400 denuncias telefónicas…; el 47 por ciento corresponde a violencia psicológica…, el 27 por ciento corresponde a abandono, mientras que la agresión física señala un 13 por ciento y la financiera en igual cifra. Además, el 75 por ciento de los adultos mayores que denuncian maltrato corresponden a mujeres.”    Fuente: La Nación 2014 

     “España: … 8,9% de ancianos que de una u otra manera viven en la violencia, pero de ellas sólo el 3,1% establece la denuncia o busca ayuda para resolver ésta situación…”.“Perú: la falta de seriedad de parte del Estado es una de las mayores dificultades a los cuales se enfrentan los ancianos.”.Brasil y Panamá: se reportan anualmente más de 70 mil casos de extrema violencia, de los cuales un 27.1 % de los maltratados constituyen ser ancianos.”“Argentina: este fenómeno se ha venido incrementando desde hace más de tres décadas y para el 2009 se prevé que más de 18 700 adultos mayores sufran algún tipo de violencia dentro del seno familiar, alrededor del 8%.”“Colombia: entre el 4% y el 6% de las personas mayores reconocen haber sufrido maltratos en el hogar, en la mayoría de los casos se pone de manifiesto la violencia económica ya sea por parte del Estado o de los miembros del hogar.” “Chile: el 34,2% de la población anciana consideró sufrir algún tipo de violencia en el hogar o centro de cuidados, siendo las más afectadas las mujeres entre 65 y 74 años, el maltrato más evidenciado lo fue el psicológico con el 75,6% de afectación.”  Fuente: http://www.monografias.com/trabajos57/violencia-ancianos-cuba/violencia-ancianos-cuba2.shtml#ixzz4aDWhZb2Q   

“Vejez: 10 denuncias al mes por maltrato. Llegan al ámbito oficial que atiende a los adultos mayores. Según un informe del INADI, 60% se ha sentido discriminado en Mendoza. Los primeros maltratadores se encuentran dentro del núcleo familiar.”

Fuente: Los Andes. 2017

 “Cerca de 1 de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en el último mes. Las tasas de maltrato pueden ser mayores entre los ancianos residentes en instituciones que en los que están en la comunidad. El maltrato de las personas mayores puede conllevar graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas. Se prevé un aumento del problema por el envejecimiento de la población en muchos países. La población mundial de mayores de 60 años se duplicará con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2000 millones en 2050.”
Fuente: OMS

Como vemos, desde el Es un buen tipo mi viejo …” de Piero, a la vida cotidiana real y práctica, está “lo siniestro” diría Pichón Rivière, dónde se oculta, se naturaliza, se “embriagan de hielo e hiel” como escribí alguna vez un poema, la vida de nuestros viejos. Viejos con amor y cariño, respeto y consideración, viejos como les dice Piero.  

Ya nuestros ancianxs muchas veces, están agobiados de sufrir muchas enfermedades crónicas, sobre-poli-medicalización, ninguneo de la sociedad, de los gobiernos, de las políticas públicas. Ahora también de sus propios hijxs, nietxs, cuidadorxs. Familiares en general.    

   La literatura gerontológica científica, social, comprometida, viene fundamentalmente desde la década del 70, del Siglo pasado, describiendo casos de abusos, negligencia en el trato con ancianos y toda suerte de vandalismo a este segmento vulnerable de la población. Pero, lo más terrible, es que estos hechos generalmente emergen, como problemas sociales de índole privado, por lo que, a la desidia habitual que nos tienen acostumbrados por lo general, los gobiernos de turno, especialmente en Latinoamérica, se suma que, si es un problema de índole privado, resulta más difícil su reconocimiento y acción pública, para encontrarle soluciones efectivas, sustentables en el tiempo.
   No podemos ser ingenuos y pensar que la violencia en el hogar es un tema de actualidad o de pocas épocas atrás. Sin lugar a dudas ha existido siempre. Pero un serio problema es que se ha tratado de mantener oculto. Un poco de esperanza ahora: se está empezando, paso a paso, día a día, lucha a lucha, empezando a visibilizar.
¿Ahora bien, visibilizar para qué?, ¿para quién, con qué objetivo? ¿Con qué fin? Porque si el objetivo es rasgarse las vestiduras, llenar horas y horas de televisión, y sólo fijar días internacionales contra la violencia de esto o aquello, pues señoras y señores, eso sólo no alcanza.
    En este sentido, resulta urgente, necesario, impostergable, que se creen y se efectivicen políticas públicas claras, precisas, a cargo de profesionales que entienden sobre estas problemáticas, aparezcan recursos y no hablo sólo de los económicos, aunque siempre bienvenidos por supuesto.
  Debemos tener presente hoy en dia que la violencia es mucho más que violencia de género.   
Nos estamos olvidando el remedio más revolucionario, eficaz, probado y efectivo para solucionar los problemas que es la educación. Y es en la educación dónde tenemos que poner el mayor esfuerzo. Pero la educación necesita un propósito y el propósito debe ser empoderar a nuestra sociedad, para que lo legal y lo legítimo guarde coherencia interna con acciones propositivas y no meramente coercitivas. Con acciones estructurales, con acciones sustentables en el tiempo y no, para llenar horas y horas de televisión, viralizar imágenes por internet o ampliar las arcas con dinero y distracción popular, a los grupos hegemónicos de poder, económico y político, que siguen haciendo del circo romano, la mayor de sus epopeyas.
Esa maquiavélica estrategia de enfrentar hombres y mujeres, olvida que lo que debemos defender es la dignidad del ser humano. Para la humanidad, sólo más humanidad
La violencia es el uso de la fuerza, del poder, de la oportunidad, en forma abierta u oculta, por el cual un individuo obtiene de otro individuo o grupo, aquello que libremente no está dispuesto a consentir. En este contexto, el maltrato, es sólo una manera de ejercer la violencia. El maltrato puede ser físico, psicológico, siempre mediado por el poder que una persona, en forma asimétrica puede ejercer sobre otra u otras, pero, dentro de un contexto de poder social, que lo facilita y legaliza, muchas veces impunemente.
El abuso, es otra forma de ejercer violencia, mediante acciones, pero también omisiones, generalmente dentro de la esfera sexual, por parte de uno o varios victimarios sobre una víctima, que no ha consentido tales acciones u omisiones. 
Entre las violencias físicas que sufren nuestros mayores, más allá de golpes, encontramos algunas menos visibles a los ojos de la sociedad – porque un golpe se ve -, que son las situaciones de abandono de personas, desnutrición, mal cuidado de la salud del ancianx expresado por la sub-medicalización o sobre-medicalización, situaciones habitacionales precarias, contextos de pobreza y exclusión en general.
Las violencias psicológicas son las más frecuentes en el seno de una familia y se expresan fundamentalmente, en la situación de dependencia de los padres ancianos respecto a sus hijos. En estas situaciones de violencia psicológicas, muchas veces se invierten roles. Si el ancianx se encuentra ya inmerso en un contexto familiar violento, más allá del ancianx, éste se convierte por lo general en víctima privilegiada de conductas autoritarias hacia su persona, humillantes, vejadoras, por parte de sus hijxs. El abandono se canaliza a través de la ausencia y la desidia, la falta de un lugar -exclusión psicológica del anciano en desmedro de su identidad subjetiva degradada.
Una forma muy común de violencia que se ejerce desde la familia, es la violencia financiera. Cuando el jubilado cobra una jubilación magra, insuficiente o directamente no cobra nada, hace que el ancianx pierda total autonomía y caiga en la dependencia financiera. Hay hijxs o nietxs que, mediante el abuso de poder y fuerza, obligan al ancianx a deshacerse de su propiedad, o disponen de forma arbitraria y autoritaria de sus bienes, o deciden cualquier situación financiera que atañe al ancianx en relación al grupo, sin que sea necesario mediar con éste y menos, considerar su opinión.
Le suele suceder también a muchos adultos mayores, especialmente si están privados de autonomía y libertad por insuficiencia financiera, perder incluso sus derechos civiles y se les prohíbe en el contexto familiar, el ejercicio del voto. No vale como ancianx, no vale como ciudadanx, en coherencia con una sociedad dónde el tener, garantiza existencia ontológica, pero, el no poseer, como dice Galeano, nos constituye en “los nadies”.
Lo que quiero recalcar más allá de estos tipos de violencias, es que la violencia se ejerce sobre el ancianx, sin distención de razas, géneros, religión o estrato social y en un alto porcentaje lo ejercen aquellos que “cuidan”, especialmente los familiares. Podríamos entonces también decir: “Ni un ancianx menos”. Por eso insisto debemos hablar de violencias.
Como suele pasar en la clínica médica, psicológica, gerontológica o en cualquier trabajo que lleve adelante un profesional de la salud, estos hechos de violencia nunca se suceden de un buen día para otro. Responden siempre a una serie de factores de riesgos que, de la misma manera en que una gota rebalsa un vaso, de la misma forma un día tomamos conocimiento que Ricardo, Jorge, María o Mirta, o cualquiera, está siendo sometido a abuso y / o maltrato.
En general, el contexto se facilita cuando, el anciano sufre o padece problemas cognoscitivos, presenta salud deficiente o daño funcional, motriz severo. Puede suceder que, además, tenga problemas de vivienda, aislamiento social, sufra dependencia económica, dependencia a drogas o enfermedad mental. Estamos ante un contexto familiar con historia de violencias, ya sea principalmente por parte de la pareja y / o los hijxs.
En la consulta geriátrica o gerontológica, en cualquier gabinete psicológico, el profesional, si realiza su labor concienzudamente puede detectar el abuso o maltrato, incluso si la persona anciana nada dice al respecto, porque existen claro está, algunos hechos evidentes que dan cuenta del mismo.
El maltrato del anciano puede surgir de su mismo discurso en forma indirecta, mediado entre miedos, angustias e inseguridades. Puede manifestarse a través de sus conductas y su comportamiento, a través de su aptitud y / o la actitud y aptitud de su cuidadxr, familiar o acompañante. Podemos ver desidia o intolerancia por parte del cuidadxr del ancianx, por la palabra, por el discurso descalificante, por conductas manifiestas y / o encubiertas.
La vestimenta y la higiene son un signo claro respecto a la salud y el cuidado que recibe el ancianx. Prestar atención a estos signos es vital para detectar el maltrato y abandono.
El geriatra en la consulta clínica puede detectar posibles fracturas ocultas o dolor, detectar hematomas, cicatrices, quemaduras, como resultado de la evaluación neuro-psiquiátrica.
También denotan situación de abandono y cuidado, cuando el ancianx requiere de visitas frecuentes a salas de urgencia, por exacerbación de una enfermedad crónica, a pesar de un buen diagnóstico y de un plan de tratamiento acorde. Por diferencias en los relatos entre el ancianx, el cuidadxr y el profesional, impresiciones en los discursos, relatos inespecíficos o fantasiosos. Hallazgos de laboratorio o pruebas médicas que, no guarden antecedentes con la historia clínica del ancianx, o con su motivo de consulta, su relato o su historia referida.
Para finalizar, vuelvo a repetir la importancia del trabajo de los profesionales de salud en equipos inter y multi-disciplinarios. Es clave para la atención integral de una persona, dónde el ancianx encuentre no sólo respuestas y soluciones a sus problemas y sus dificultades, sino también, pueda encontrar un espacio de atenta escucha y contención, un espacio dónde, pueda “descansar” de su triste realidad.
Les dejo finalmente, a modo de recomendacion,  un texto del Secretario de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, muy pertinente al tema tratado y de reciente aparición, lo que denota que el tema del abuso y el maltrato, en las personas mayores, lejos de ser un tema superado, tiene plena vigencia: Un mal invisible y silencioso.

A todos mis queridos y estimados lectores, muchas gracias por acompañarme con estos tres artículos sobre Envejecimiento y Familia. Como sostenía Borges, ustedes con su lectura, completan la obra.
A los profesionales de Campo Vincular Salud, todo mi agradecimiento por el espacio.
Al Lic. Héctor Ayala, mi especial reconocimiento, por su apoyo, supervisión y permanente confianza.

 *Gustavo J. Pérez Zabatta Gerontologo, Psicologo social, Director CESA, Centro de Estudios Sociales Argentino.


(el presente articulo es parte de los temas a desarrollar en el proximo curso de Psicogerontologia en Campo Vincular Salud)







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