En la historia de una vida, la enfermedad parece haberse presentado
como un accidente indeseado, que interrumpe de manera
inesperada el «hilo» de los propósitos y las intenciones que
trazaban el rumbo de esa vida. Sin embargo, una vez que hemos
aprendido a leer en ese idioma, la enfermedad se nos presenta
como un capítulo que forma parte indisoluble de esa biografía,
completando la trama de la historia en un conjunto más
amplio y con un significado más rico.
Como ocurre con las
novelas policiales, una vez que la investigación, larga y fatigosamente
realizada, finaliza, y se reconstruye el sentido del
suceso misterioso o absurdo, todo parece sencillo. La enfermedad
deja de ser el acontecimiento ajeno que irrumpe desde
afuera de la propia vida, para convertirse en un drama que le
pertenece por entero. La experiencia nos muestra, entonces,
que aquello que puede descomponer la maquinaria, cuando el
motivo cambia, también la puede volver a componer. Comprender
una significación es, inevitablemente, cambiarla, porque
implica incluirla en un contexto que la re-significa.
Un
cambio de significación es, también, un cambio de estado, de
modo que el enfermo que no cambia es el que no ha logrado
comprender.
Los tres modos del conocimiento
Debemos ahora aclarar una cuestión. Los antiguos distinguían tres formas del saber. Aquello que se sabe por lo que se dice
(scire), aquello que se sabe porque se lo ha saboreado alguna
vez (sapere) y aquello que se sabe porque se lo ha probado
muchas veces, se lo ha experimentado (experior). Corresponden
a la diferencia que existe entre inteligir, comprender y creer.
Suelen quedar simbolizadas por el cerebro, que alude al
intelecto, el corazón, que alude al sentimiento, y el hígado, que
alude a una capacidad práctica que se manifiesta en la voluntad
y determina la cualidad que denominamos experiencia.
El saber de un modo intelectual puede llevar a sentir auténticamente
lo que se ha adquirido, y el comprender de esta última
manera puede conducirnos a creer con ese convencimiento
que nos lleva a disponer la vida entera de acuerdo con aquello
que hemos comprendido. Pero este camino, que es largo y
es difícil, este camino que nos conduce a un cambio, no siempre
se recorre.
Uno se con-vence sólo con una realidad que lo ha vencido. Se aspira a que la realidad del hombre enfermo pueda ser aprehendida
en su conjunto, con esa forma del sapere que llamamos
comprensión. Asi es posible que aquello a lo cual la cabeza se resiste
pueda llegar, amablemente, de corazón a corazón.
de: "Por que enfermamos. La historia que se oculta en el cuerpo"
LUIS CHIOZZA; medico argentino, psicoanalista e investigador especialista en psicosomatica. Autor de varios libros sobre el significado inconsciente de los trastornos organicos.
pintura: "El arbol de la esperanza", Frida Kahlo.
y disciplinas para la salud, "vinculados" por una misma mirada de empatía,
compasión y respeto en el vinculo con el paciente.
Teléfono fijo:3964.4062 / Celular: 155.824.4707
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