miércoles, 22 de febrero de 2017

La naturaleza del Bienestar


Vivir es nacer a cada instante




  *  ERICH FROMM.


   El primer intento de dar una definición del bienestar puede ser éste: el bienestar es estar de acuerdo con la naturaleza del hombre. Si vamos más allá de esta declaración formal surge la pregunta: Qué es estar de acuerdo con las condiciones de la existencia humana? Cuáles son esas condiciones?
   La existencia humana plantea un problema. El hombre es lanzado a este mundo sin su voluntad y retirado de este mundo también sin contar con su voluntad. A diferencia del animal, que en sus instintos tiene un mecanismo innato de adaptación a su medio y vive completamente dentro de la naturaleza, el hombre carece de este mecanismo instintivo. Tiene que vivir su vida, no es vivido por ella. 
   Está en la naturaleza y, sin embargo, trasciende a la naturaleza; tiene consciencia de sí mismo y esta consciencia de sí como un ente separado lo hace sentirse insoportablemente solo, perdido, impotente.
   El hecho mismo de nacer plantea un problema. En el momento del nacimiento, la vida le plantea una pregunta al hombre, y él debe responder a esta pregunta. Debe responderla en todo momento; no su espíritu, ni su cuerpo, sino él, la persona que piensa y sueña, que duerme y come, que llora y ríe, el hombre total. Cuál es la pregunta que plantea la vida? La pregunta es: cómo podemos superar el sufrimiento, el aprisionamiento, la vergüenza que crea la experiencia de separación; cómo podemos encontrar la unión dentro de nosotros mismos, con nuestro semejante, con la naturaleza?    El hombre tiene que responder a esta pregunta de alguna manera; y aún en la locura se da una respuesta, rechazando la realidad fuera de nosotros mismos, viviendo completamente dentro de la caparazon  de nosotros y superando así el miedo a la separación.
   La pregunta es siempre la misma. No obstante, hay diversas respuestas o, básicamente, hay sólo dos respuestas. Una es superar la separación y encontrar la unidad en la regresión al estado de unidad que existía antes de que despertara la consciencia, es decir, antes del nacimiento del hombre. La otra respuesta es nacer plenamente, desarrollar la propia consciencia, la propia razón, la propia capacidad de amar, hasta tal punto que se trascienda la propia envoltura egocéntrica y se llegue a una nueva armonía, a una nueva unidad con el mundo.
   Cuando hablamos de nacimiento nos referimos por lo general al acto de nacimiento fisiológico que se produce para el infante humano alrededor de los nueve meses después de la concepción. Pero en muchos sentidos se valora demasiado la importancia de este nacimiento. En muchos aspectos importantes, la vida del niño, una semana después de nacido, se parece más a la existencia intra-uterina que a la existencia de un hombre o una mujer adultos. Hay, sin embargo, un aspecto único del nacimiento: se rompe el cordón umbilical y el niño inicia su primera actividad: la respiración. Cualquier rompimiento de los lazos primarios es posible, desde este momento, sólo en la medida en que este rompimiento vaya acompañado de una verdadera actividad.
   El nacimiento no es un acto, es un proceso. El fin de la vida es nacer plenamente, aunque su tragedia es que la mayoría de nosotros muere antes de haber nacido así. Vivir es nacer a cada instante. La muerte se produce cuando ese nacimiento se detiene. Fisiológicamente, nuestro sistema celular está en un proceso de continuo nacimiento; psicológicamente, sin embargo, la mayoría de nosotros dejamos de nacer en determinado momento. 
   Algunos nacen muertos; siguen viviendo fisiológicamente si bien, mentalmente, su aspiración es volver al seno materno, a la tierra, a la oscuridad, a la muerte; están locos, o muy cerca de estarlo. Otros muchos van un poco más lejos por el camino de la vida. No obstante, no pueden romper el cordón umbilical del todo, por decirlo de alguna manera; permanecen simbióticamente ligados a la madre, al padre, a la familia, la raza, el Estado, la posición social, el dinero, los dioses, etc.; nunca surgen plenamente como ellos mismos y, en consecuencia, nunca nacen plenamente.

__  Fragmento extractado de  "Budismo Zen y Psicoanálisis."  - D. T. Suzuki, E. Fromm.-  Fondo de Cultura Económica.




 *  ERICH FROMM.   Destacado psicoanalista y humanista alemán y uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX. Libros destacados: "El miedo a la libertad", "El arte de amar", "¿Podrá sobrevivir el hombre?", "Del tener al ser", etc.


   Fotografia: Joel Robinson.









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