* Marshall B. Rosenberg
"" Cuando me dispuse a estudiar los factores que afectan a nuestra capacidad de ser compasivos, me sorprendió comprobar la función primordial que desempeñan tanto el lenguaje en sí como el uso que hacemos de las palabras. Fue entonces cuando descubrí ese enfoque específico de la comunicación -hablar y escuchar- que nos Ileva a darnos a los demás de todo corazón, a conectar con nosotros mismos y con otras personas de manera que aflore nuestra compasión natural. He dado a este enfoque el nombre de "Comunicación No Violenta"; uso la expresión "no violenta" en el mismo sentido en que la utilizaba Gandhi al referirse a la compasión que el ser humano expresa de un modo natural cuando su corazón renuncia a la violencia. Pese a que quizá no consideremos "violenta" nuestra actitud al hablar, a menudo nuestras palabras ofenden o hieren no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos. En algunas comunidades, el proceso que describo se denomina Comunicación Compasiva. A lo largo de este libro, utilizo la sigla "CNV" para referirme a la Comunicación No Violenta o Comunicación Compasiva.
UNA MANERA DE CENTRAR LA ATENCIÓN
La CNV se funda en las habilidades relativas al lenguaje y la comunicación, que refuerzan nuestra capacidad de seguir siendo humanos incluso en las condiciones más extremas. No se trata de nada nuevo: hace siglos que se conocen todos los elementos de la CNV. El objetivo es que recordemos algo que ya sabemos -de qué modo se supone que los seres humanos debemos relacionarnos- y que vivamos de una manera que manifieste abiertamente este conocimiento.
La CNV nos brinda orientaciones que nos permitirán reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás. En lugar de obedecer a reacciones habituales y automáticas, nuestras palabras se convertirán en respuestas conscientes con una base firme en lo que percibimos, sentimos y deseamos. Nos sentiremos impulsados a expresarnos con sinceridad y claridad y a prestar una atención respetuosa y empática a los demás. En nuestro trato con otras personas, tendremos en cuenta tanto nuestras necesidades más profundas como las ajenas. La CNV nos enseña a observar cuidadosamente y detectar conductas y situaciones que nos afectan. Con ella aprendemos a identificar y expresar con claridad lo que esperamos en concreto de una situación dada. El método es simple, pero su poder de transformación es extraordinario.
Dado que la CNV apunta a sustituir nuestras antiguas pautas de defensa, evitación o ataque desencadenadas ante los juicios y las críticas de otras personas, nuestra actitud hará que nos veamos a nosotros y veamos a los demás bajo una nueva luz, y que percibamos desde otro ángulo nuestras intenciones y relaciones. Las reacciones de resistencia, defensa y violencia quedarán reducidas al mínimo, ya que cuando nos centramos en clarificar lo que observamos, sentimos y necesitamos, en lugar de dedicarnos a diagnosticar y juzgar, descubrimos cuán profunda es nuestra compasión. Dado que la CNV se centra principalmente en escuchar con atención -no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos-, propicia el respeto y la empatía y engendra un deseo mutuo de darnos de todo corazón.
Aun cuando me refiero a la CNV como un "proceso de comunicación" o un "lenguaje de la compasión", en realidad es bastante más que eso. A un nivel más profundo, es un recordatorio constante que mantiene nuestra atención centrada en un punto donde es probable que hallemos lo que buscamos.
Es conocida la anécdota de un hombre que estaba a gatas en el suelo buscando algo debajo de una farola. Un policía que pasaba por el lugar le preguntó qué hacía. "Estoy buscando las llaves del coche", respondió el hombre, que estaba algo borracho. "¿Se le han caído aquí?", siguió inquiriendo el agente. "No, se me han caído en el callejón", fue la respuesta del hombre. Al ver la expresión de desconcierto del policía, se apresuró a explicar: "Pero aquí hay más luz".
Me doy cuenta de que mi condicionamiento cultural me lleva a centrar la atención en lugares donde no es probable que encuentre lo que busco. He concebido la CNV, pues, para educar mi atención, para hacer resplandecer la luz de mi conciencia en aquellas zonas donde seguramente hallaré lo que ando buscando. Lo que busco en la vida es compasión, una corriente que fluya entre yo y los demás, basada en un mutuo dar de todo corazón.
La compasión a la que me refiero, y que defino como un "dar de todo corazón" (...)
La CNV nos brinda orientaciones que nos permitirán reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás. En lugar de obedecer a reacciones habituales y automáticas, nuestras palabras se convertirán en respuestas conscientes con una base firme en lo que percibimos, sentimos y deseamos. Nos sentiremos impulsados a expresarnos con sinceridad y claridad y a prestar una atención respetuosa y empática a los demás. En nuestro trato con otras personas, tendremos en cuenta tanto nuestras necesidades más profundas como las ajenas. La CNV nos enseña a observar cuidadosamente y detectar conductas y situaciones que nos afectan. Con ella aprendemos a identificar y expresar con claridad lo que esperamos en concreto de una situación dada. El método es simple, pero su poder de transformación es extraordinario.
Dado que la CNV apunta a sustituir nuestras antiguas pautas de defensa, evitación o ataque desencadenadas ante los juicios y las críticas de otras personas, nuestra actitud hará que nos veamos a nosotros y veamos a los demás bajo una nueva luz, y que percibamos desde otro ángulo nuestras intenciones y relaciones. Las reacciones de resistencia, defensa y violencia quedarán reducidas al mínimo, ya que cuando nos centramos en clarificar lo que observamos, sentimos y necesitamos, en lugar de dedicarnos a diagnosticar y juzgar, descubrimos cuán profunda es nuestra compasión. Dado que la CNV se centra principalmente en escuchar con atención -no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos-, propicia el respeto y la empatía y engendra un deseo mutuo de darnos de todo corazón.
Aun cuando me refiero a la CNV como un "proceso de comunicación" o un "lenguaje de la compasión", en realidad es bastante más que eso. A un nivel más profundo, es un recordatorio constante que mantiene nuestra atención centrada en un punto donde es probable que hallemos lo que buscamos.
Es conocida la anécdota de un hombre que estaba a gatas en el suelo buscando algo debajo de una farola. Un policía que pasaba por el lugar le preguntó qué hacía. "Estoy buscando las llaves del coche", respondió el hombre, que estaba algo borracho. "¿Se le han caído aquí?", siguió inquiriendo el agente. "No, se me han caído en el callejón", fue la respuesta del hombre. Al ver la expresión de desconcierto del policía, se apresuró a explicar: "Pero aquí hay más luz".
Me doy cuenta de que mi condicionamiento cultural me lleva a centrar la atención en lugares donde no es probable que encuentre lo que busco. He concebido la CNV, pues, para educar mi atención, para hacer resplandecer la luz de mi conciencia en aquellas zonas donde seguramente hallaré lo que ando buscando. Lo que busco en la vida es compasión, una corriente que fluya entre yo y los demás, basada en un mutuo dar de todo corazón.
La compasión a la que me refiero, y que defino como un "dar de todo corazón" (...)
Cuando damos algo de corazón, sentimos una alegría que nos sale de dentro, porque deseamos enriquecer la vida de la otra persona. Es algo que beneficia tanto al que da como al que recibe. Este último goza de lo que le ha sido dado sin inquietarse por las consecuencias que acompañan siempre a las cosas que se ofrecen por miedo, remordimiento, vergüenza o el deseo de obtener algo a cambio. El que da siente crecer su autoestima, una reacción que experimentamos al ver que nuestros esfuerzos contribuyen al bienestar de otra persona.
Llevar a la práctica la CNV no exige que las personas con las que nos comunicamos conozcan las particularidades de este proceso, ni siquiera que estén motivadas hasta el punto de querer establecer una relación con nosotros basada en la compasión. Si nos atenemos a los principios de la CNV, sólo con la motivación de dar y recibir de una manera compasiva, y hacemos todo cuanto esté en nuestra mano para que los demás entiendan que este es el único impulso que nos guía, se unirán a nosotros en el mismo proceso y acabaremos respondiéndonos mutuamente con compasión.
(...)
La CNV nos ayuda a conectar con nosotros mismos y con los demás, permitiendo que aflore nuestra compasión natural. Nos orienta de tal manera que nos permite reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás, haciéndonos conscientes de lo que observamos, sentimos y necesitamos, y lo que les pedimos a los demás para hacer más rica nuestra vida y la suya. La CNV favorece la escucha atenta, el respeto y la empatía, y propicia el deseo mutuo de dar de todo corazón. Hay quien se sirve de la CNV para llegar a una comprensión de sí mismo; hay quien aspira a llegar con ella a una relación más profunda con sus semejantes, y hay quien quiere construir a través de ella unas relaciones más efectivas en su lugar de trabajo o en el campo político. En el ámbito mundial, la CNV sirve para resolver disputas y conflictos a todos los niveles.""
__ del libro "Comunicación no violenta", Capítulo 1, Ediciones Urano, reproducción autorizada por gentileza de los editores.
Marshall Rosenberg psicologo estadounidense creador de la Comunicacion no violenta (CNV),autor entre otros textos de: "Comunicación No violenta - Un Lenguaje de Vida" ; "Resolver Conflictos con la Comunicación No violenta", y " El Sorprendente Propósito de la Rabia"
Fotografia: Elena Shumilova.
Campo vincular es un equipo de profesionales de diversas corrientes
y disciplinas para la salud, "vinculados" por una misma mirada de empatía,
compasión y respeto en el vinculo con el paciente.
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