* BERT HELLINGER
"" El sentido de la vida es la vida misma, nada más allá. La vida superada tiene sentido. Sólo cuando nosotros no nos enfrentamos con ella tal cual es, la vivimos como si no tuviera sentido. Por lo tanto, el sentido de la vida en gran medida depende de aquello que cada individuo hace con lo que le es dado.
¿Y qué es una vida plena?
Una vida plena, diría, es una vida en la que yo me siento en sintonía con la realidad tal cual es. Es decir, cuando yo me siento en sintonía con mis padres, tal como son, con mis ancestros, tal como son, con la cultura en la que vivo, tal como es, con mi destino, tal cual es, también con mis limitaciones tal como son y con las posibilidades que tengo.
¿Escuchando esto se podría llegar a pensar que no es ni posible ni deseable desarrollarse más allá de la propia situación dada?
La situación contiene el germen para generar el desarrollo. Si yo lo veo y me entrego al
movimiento que resulta de él, mi situación siempre tiene posibilidades de desplegarse.
Pero a veces se dice: hay un demonio interno, un hilo colorado, una suerte echada para cada ser humano.
¿Cómo puedo hallar mi sino interno?
¿Cómo puedo hallar mi sino interno?
Cada uno experimenta que tiene una tarea específica, una capacidad especial. Podría decirse que cada uno canta su propia canción. Cuando puede cantarla se siente bien y pleno. No es tan fácil encontrarla, pero hay ciertos indicios. Cuando yo me propongo conseguir algo bajo cualquier concepto y detecto un obstáculo, y si entonces me detengo y me reoriento hasta saber en qué dirección puedo desplegarme para que sea adecuado para mí, entonces las circunstancias me han indicado una dirección que a mi me corresponde.
Replanteando la pregunta: ¿cómo se logra una decisión correcta?
Replanteando la pregunta: ¿cómo se logra una decisión correcta?
Lo que es correcto se va dando. La sabiduría, por ejemplo, no es otra cosa que la capacidad para discernir lo que funciona y lo que no funciona, lo que para mí es correcto y lo que no lo es. De vez en cuando también lo que para otros es adecuado y lo que no lo es. Se orienta de manera integral. Es decir, uno se expone a una situación y repentinamente siente: dónde está la fuerza, qué es adecuado, qué es lo que debilita y qué es lo que no es correcto.
Sin embargo, a veces surgen deseos y miedos. Los miedos nos debilitan a pesar de que podrían ser algo adecuado, y los deseos nos llevan en una dirección que no es la adecuada. Ese tipo de miedos y deseos no proviene del alma. Cuando una persona está en sintonía, no tiene miedo. Cuando una persona está en sintonía tampoco tiene deseos. Está en sintonía y está conforme, sea lo que sea. Por esa razón también puede encarar una situación difícil, y cuando se trata de una situación feliz para ella no es otra cosa que una situación habitual, por estar en sintonía.
Lo que usted menciona aquí me recuerda un estado espiritual en el que, en mayor o menor medida, estoy libre de los acontecimientos externos. Sin embargo, eso no es un estado que, como humanos, tenemos comúnmente. Es el resultado de un trabajo.
¿Cómo logramos ese tipo de estado?
Hay una suerte de camino espiritual que se retira de la vida, por ejemplo cuando sólo meditamos o nos retiramos de la vida como si ya hubiese llegado a su término. Los suicidas tienen la misma actitud. Sienten que ya vivieron la vida y por ello la vida les da igual. Eso no es espiritual.
Espiritual es asentir a la vida tal como es, la vida común con sus tareas, con sus ganas, con su dificultad, tal como es. Eso es espiritual, eso es sintonía. No lo otro donde uno, por así decirlo se aleja de lo común.
¿Es imprescindible pertenecer para vivir una buena vida?
Uno debe pertenecer para sentirse bien, pero hay distintas maneras. O sea que yo puedo sentir la pertenencia a mi familia. En ese caso me siento cuidado en la familia. Esa pertenencia es muy íntima. Sin embargo, si permanezco allí, luego de un tiempo mi desarrollo se verá entorpecido. Si yo no reconozco los valores de otras familias, si por ejemplo un hombre se casa con una mujer en cuya familia rigen valores diferentes y él no reconoce esos valores, el matrimonio fracasará. Es decir que es necesario ampliar los límites de su pertenencia. El hombre, entonces, en cierta medida debe apartarse de su familia. Y así se va desarrollando.
Aquel que está unido a la totalidad está, al mismo tiempo, unido y solo.""
del libro: "El manantial no tiene que preguntar por el camino" - Cap. "La vida plena."
BERT HELLINGER Filósofo, teólogo, pedagogo y terapeuta, reconocido por su método terapéutico conocido como Constelaciones familiares; ha publicado mas de 30 libros: "La paz comienza en el alma", "Las propias verdades del amor", "Ningunas olas sin el océano", etc
del libro: "El manantial no tiene que preguntar por el camino" - Cap. "La vida plena."
BERT HELLINGER Filósofo, teólogo, pedagogo y terapeuta, reconocido por su método terapéutico conocido como Constelaciones familiares; ha publicado mas de 30 libros: "La paz comienza en el alma", "Las propias verdades del amor", "Ningunas olas sin el océano", etc
Fotografia: Elena Shumilova.
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