martes, 14 de marzo de 2017

ABUSO Y MALTRATO EN LA VEJEZ (Envejecimiento y flia IIl)




“Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de
una bella vida”   
Pitágoras 



  *   Gustavo J. Pérez Zabatta  . 



“Uno piensa que los días de un árbol son todos iguales. 
 Sobre todo, si es un árbol viejo. No.
 Un día de un viejo árbol, es un día del mundo”.
“Un árbol es sueños y memoria”.    Haroldo Conti.
Escribir sobre abuso y maltrato, representa para quien escribe, transitar sin lugar a dudas un mal trago. Son palabras que lastiman el alma, sobre un fondo blanco de papel, dibujando en cada frase, una mueca de dolor.  
Ahora bien, escribir sobre abuso o maltrato, pero en niños o ancianos, - los más vulnerables en nuestras sociedades -, representa un esfuerzo extra y costoso. Porque el dolor se multiplica al infinito.  
A los profesionales de la salud, se no enseña a guardar una “distancia óptima”. Y es en verdad éste, un claro desafío profesional, un compromiso ineludible, por llevar por delante una tarea.   
Imagínese ahora pre-claro lector, - pues pone usted también, buena parte de lo suyo en leer esto, que es una tragedia -, si le digo que, en el caso de los ancianxs, el abuso y el maltrato, no sólo se produce con frecuencia, sino que en general, está a cargo de aquellos mismos familiares y cuidadores de nuestros viejos, encima en un alto porcentaje.    
En esta tercera parte sobre Envejecimiento y Familia (ver Partes I y II), me he reservado quizás, el trabajo más arduo, más penoso, ese mal trago que deja un sabor amargo por mucho tiempo.    

Las estadísticas en Argentina siempre son un problema. O no las hay, o son poco fiables, o …Veamos algunos ejemplos tomados de Google:

“Crecieron un 35% las denuncias por maltrato a los ancianos”. Se registraron más de 400 denuncias telefónicas…; el 47 por ciento corresponde a violencia psicológica…, el 27 por ciento corresponde a abandono, mientras que la agresión física señala un 13 por ciento y la financiera en igual cifra. Además, el 75 por ciento de los adultos mayores que denuncian maltrato corresponden a mujeres.”    Fuente: La Nación 2014 

     “España: … 8,9% de ancianos que de una u otra manera viven en la violencia, pero de ellas sólo el 3,1% establece la denuncia o busca ayuda para resolver ésta situación…”.“Perú: la falta de seriedad de parte del Estado es una de las mayores dificultades a los cuales se enfrentan los ancianos.”.Brasil y Panamá: se reportan anualmente más de 70 mil casos de extrema violencia, de los cuales un 27.1 % de los maltratados constituyen ser ancianos.”“Argentina: este fenómeno se ha venido incrementando desde hace más de tres décadas y para el 2009 se prevé que más de 18 700 adultos mayores sufran algún tipo de violencia dentro del seno familiar, alrededor del 8%.”“Colombia: entre el 4% y el 6% de las personas mayores reconocen haber sufrido maltratos en el hogar, en la mayoría de los casos se pone de manifiesto la violencia económica ya sea por parte del Estado o de los miembros del hogar.” “Chile: el 34,2% de la población anciana consideró sufrir algún tipo de violencia en el hogar o centro de cuidados, siendo las más afectadas las mujeres entre 65 y 74 años, el maltrato más evidenciado lo fue el psicológico con el 75,6% de afectación.”  Fuente: http://www.monografias.com/trabajos57/violencia-ancianos-cuba/violencia-ancianos-cuba2.shtml#ixzz4aDWhZb2Q   

“Vejez: 10 denuncias al mes por maltrato. Llegan al ámbito oficial que atiende a los adultos mayores. Según un informe del INADI, 60% se ha sentido discriminado en Mendoza. Los primeros maltratadores se encuentran dentro del núcleo familiar.”

Fuente: Los Andes. 2017

 “Cerca de 1 de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en el último mes. Las tasas de maltrato pueden ser mayores entre los ancianos residentes en instituciones que en los que están en la comunidad. El maltrato de las personas mayores puede conllevar graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas. Se prevé un aumento del problema por el envejecimiento de la población en muchos países. La población mundial de mayores de 60 años se duplicará con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2000 millones en 2050.”
Fuente: OMS

Como vemos, desde el Es un buen tipo mi viejo …” de Piero, a la vida cotidiana real y práctica, está “lo siniestro” diría Pichón Rivière, dónde se oculta, se naturaliza, se “embriagan de hielo e hiel” como escribí alguna vez un poema, la vida de nuestros viejos. Viejos con amor y cariño, respeto y consideración, viejos como les dice Piero.  

Ya nuestros ancianxs muchas veces, están agobiados de sufrir muchas enfermedades crónicas, sobre-poli-medicalización, ninguneo de la sociedad, de los gobiernos, de las políticas públicas. Ahora también de sus propios hijxs, nietxs, cuidadorxs. Familiares en general.    

   La literatura gerontológica científica, social, comprometida, viene fundamentalmente desde la década del 70, del Siglo pasado, describiendo casos de abusos, negligencia en el trato con ancianos y toda suerte de vandalismo a este segmento vulnerable de la población. Pero, lo más terrible, es que estos hechos generalmente emergen, como problemas sociales de índole privado, por lo que, a la desidia habitual que nos tienen acostumbrados por lo general, los gobiernos de turno, especialmente en Latinoamérica, se suma que, si es un problema de índole privado, resulta más difícil su reconocimiento y acción pública, para encontrarle soluciones efectivas, sustentables en el tiempo.
   No podemos ser ingenuos y pensar que la violencia en el hogar es un tema de actualidad o de pocas épocas atrás. Sin lugar a dudas ha existido siempre. Pero un serio problema es que se ha tratado de mantener oculto. Un poco de esperanza ahora: se está empezando, paso a paso, día a día, lucha a lucha, empezando a visibilizar.
¿Ahora bien, visibilizar para qué?, ¿para quién, con qué objetivo? ¿Con qué fin? Porque si el objetivo es rasgarse las vestiduras, llenar horas y horas de televisión, y sólo fijar días internacionales contra la violencia de esto o aquello, pues señoras y señores, eso sólo no alcanza.
    En este sentido, resulta urgente, necesario, impostergable, que se creen y se efectivicen políticas públicas claras, precisas, a cargo de profesionales que entienden sobre estas problemáticas, aparezcan recursos y no hablo sólo de los económicos, aunque siempre bienvenidos por supuesto.
  Debemos tener presente hoy en dia que la violencia es mucho más que violencia de género.   
Nos estamos olvidando el remedio más revolucionario, eficaz, probado y efectivo para solucionar los problemas que es la educación. Y es en la educación dónde tenemos que poner el mayor esfuerzo. Pero la educación necesita un propósito y el propósito debe ser empoderar a nuestra sociedad, para que lo legal y lo legítimo guarde coherencia interna con acciones propositivas y no meramente coercitivas. Con acciones estructurales, con acciones sustentables en el tiempo y no, para llenar horas y horas de televisión, viralizar imágenes por internet o ampliar las arcas con dinero y distracción popular, a los grupos hegemónicos de poder, económico y político, que siguen haciendo del circo romano, la mayor de sus epopeyas.
Esa maquiavélica estrategia de enfrentar hombres y mujeres, olvida que lo que debemos defender es la dignidad del ser humano. Para la humanidad, sólo más humanidad
La violencia es el uso de la fuerza, del poder, de la oportunidad, en forma abierta u oculta, por el cual un individuo obtiene de otro individuo o grupo, aquello que libremente no está dispuesto a consentir. En este contexto, el maltrato, es sólo una manera de ejercer la violencia. El maltrato puede ser físico, psicológico, siempre mediado por el poder que una persona, en forma asimétrica puede ejercer sobre otra u otras, pero, dentro de un contexto de poder social, que lo facilita y legaliza, muchas veces impunemente.
El abuso, es otra forma de ejercer violencia, mediante acciones, pero también omisiones, generalmente dentro de la esfera sexual, por parte de uno o varios victimarios sobre una víctima, que no ha consentido tales acciones u omisiones. 
Entre las violencias físicas que sufren nuestros mayores, más allá de golpes, encontramos algunas menos visibles a los ojos de la sociedad – porque un golpe se ve -, que son las situaciones de abandono de personas, desnutrición, mal cuidado de la salud del ancianx expresado por la sub-medicalización o sobre-medicalización, situaciones habitacionales precarias, contextos de pobreza y exclusión en general.
Las violencias psicológicas son las más frecuentes en el seno de una familia y se expresan fundamentalmente, en la situación de dependencia de los padres ancianos respecto a sus hijos. En estas situaciones de violencia psicológicas, muchas veces se invierten roles. Si el ancianx se encuentra ya inmerso en un contexto familiar violento, más allá del ancianx, éste se convierte por lo general en víctima privilegiada de conductas autoritarias hacia su persona, humillantes, vejadoras, por parte de sus hijxs. El abandono se canaliza a través de la ausencia y la desidia, la falta de un lugar -exclusión psicológica del anciano en desmedro de su identidad subjetiva degradada.
Una forma muy común de violencia que se ejerce desde la familia, es la violencia financiera. Cuando el jubilado cobra una jubilación magra, insuficiente o directamente no cobra nada, hace que el ancianx pierda total autonomía y caiga en la dependencia financiera. Hay hijxs o nietxs que, mediante el abuso de poder y fuerza, obligan al ancianx a deshacerse de su propiedad, o disponen de forma arbitraria y autoritaria de sus bienes, o deciden cualquier situación financiera que atañe al ancianx en relación al grupo, sin que sea necesario mediar con éste y menos, considerar su opinión.
Le suele suceder también a muchos adultos mayores, especialmente si están privados de autonomía y libertad por insuficiencia financiera, perder incluso sus derechos civiles y se les prohíbe en el contexto familiar, el ejercicio del voto. No vale como ancianx, no vale como ciudadanx, en coherencia con una sociedad dónde el tener, garantiza existencia ontológica, pero, el no poseer, como dice Galeano, nos constituye en “los nadies”.
Lo que quiero recalcar más allá de estos tipos de violencias, es que la violencia se ejerce sobre el ancianx, sin distención de razas, géneros, religión o estrato social y en un alto porcentaje lo ejercen aquellos que “cuidan”, especialmente los familiares. Podríamos entonces también decir: “Ni un ancianx menos”. Por eso insisto debemos hablar de violencias.
Como suele pasar en la clínica médica, psicológica, gerontológica o en cualquier trabajo que lleve adelante un profesional de la salud, estos hechos de violencia nunca se suceden de un buen día para otro. Responden siempre a una serie de factores de riesgos que, de la misma manera en que una gota rebalsa un vaso, de la misma forma un día tomamos conocimiento que Ricardo, Jorge, María o Mirta, o cualquiera, está siendo sometido a abuso y / o maltrato.
En general, el contexto se facilita cuando, el anciano sufre o padece problemas cognoscitivos, presenta salud deficiente o daño funcional, motriz severo. Puede suceder que, además, tenga problemas de vivienda, aislamiento social, sufra dependencia económica, dependencia a drogas o enfermedad mental. Estamos ante un contexto familiar con historia de violencias, ya sea principalmente por parte de la pareja y / o los hijxs.
En la consulta geriátrica o gerontológica, en cualquier gabinete psicológico, el profesional, si realiza su labor concienzudamente puede detectar el abuso o maltrato, incluso si la persona anciana nada dice al respecto, porque existen claro está, algunos hechos evidentes que dan cuenta del mismo.
El maltrato del anciano puede surgir de su mismo discurso en forma indirecta, mediado entre miedos, angustias e inseguridades. Puede manifestarse a través de sus conductas y su comportamiento, a través de su aptitud y / o la actitud y aptitud de su cuidadxr, familiar o acompañante. Podemos ver desidia o intolerancia por parte del cuidadxr del ancianx, por la palabra, por el discurso descalificante, por conductas manifiestas y / o encubiertas.
La vestimenta y la higiene son un signo claro respecto a la salud y el cuidado que recibe el ancianx. Prestar atención a estos signos es vital para detectar el maltrato y abandono.
El geriatra en la consulta clínica puede detectar posibles fracturas ocultas o dolor, detectar hematomas, cicatrices, quemaduras, como resultado de la evaluación neuro-psiquiátrica.
También denotan situación de abandono y cuidado, cuando el ancianx requiere de visitas frecuentes a salas de urgencia, por exacerbación de una enfermedad crónica, a pesar de un buen diagnóstico y de un plan de tratamiento acorde. Por diferencias en los relatos entre el ancianx, el cuidadxr y el profesional, impresiciones en los discursos, relatos inespecíficos o fantasiosos. Hallazgos de laboratorio o pruebas médicas que, no guarden antecedentes con la historia clínica del ancianx, o con su motivo de consulta, su relato o su historia referida.
Para finalizar, vuelvo a repetir la importancia del trabajo de los profesionales de salud en equipos inter y multi-disciplinarios. Es clave para la atención integral de una persona, dónde el ancianx encuentre no sólo respuestas y soluciones a sus problemas y sus dificultades, sino también, pueda encontrar un espacio de atenta escucha y contención, un espacio dónde, pueda “descansar” de su triste realidad.
Les dejo finalmente, a modo de recomendacion,  un texto del Secretario de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, muy pertinente al tema tratado y de reciente aparición, lo que denota que el tema del abuso y el maltrato, en las personas mayores, lejos de ser un tema superado, tiene plena vigencia: Un mal invisible y silencioso.

A todos mis queridos y estimados lectores, muchas gracias por acompañarme con estos tres artículos sobre Envejecimiento y Familia. Como sostenía Borges, ustedes con su lectura, completan la obra.
A los profesionales de Campo Vincular Salud, todo mi agradecimiento por el espacio.
Al Lic. Héctor Ayala, mi especial reconocimiento, por su apoyo, supervisión y permanente confianza.

 *Gustavo J. Pérez Zabatta Gerontologo, Psicologo social, Director CESA, Centro de Estudios Sociales Argentino.


(el presente articulo es parte de los temas a desarrollar en el proximo curso de Psicogerontologia en Campo Vincular Salud)







Campo vincular es un equipo de profesionales de diversas corrientes
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jueves, 2 de marzo de 2017

RELACIONES INTERGENERACIONALES. (Envejecimiento y flia II)








   *   Gustavo J. Pérez Zabatta  . 


  "Los que en realidad aman la vida,  son aquellos que están envejeciendo. Sófocles"

En este texto, nos proponemos seguir pensando sobre el proceso de “vejeces” y familia, siguiendo nuestro artículo "Envejecimiento y Familia. Parte I". Ahora, vamos a trabajar especialmente los conceptos de relaciones intergeneracionales, sus implicaciones, pero también sus marchas y contramarchas.   
La soledad en general, suele ser un tránsito duro y difícil. ¿Quién no se ha sentido sólo alguna vez? Incluso estando acompañado, porque la soledad no implica no tener a nadie a nuestro alrededor. La soledad de la que hablamos, tiene una dimensión existencial más profunda y, podríamos decir, muchos destinos.    
¿La soledad porqué y para qué? La soledad como elección. La soledad como alternativa última. La soledad como destino final.
 Nacemos solos, porque nadie nace con nosotros. Aún si el parto es gemelar o mellizos, nacemos de uno en uno. Y finalmente también, morimos solos. Nadie muere con nosotros. Esos instantes, son momentos únicos e irrepetibles en nuestra existencia ontológica.

Pero somos seres sociales y vamos por el mundo, conformando vínculos, que, de alguna manera, satisfagan nuestras necesidades, bajen nuestra angustia, pero posibiliten la vida.

Dentro de esa trama vincular, las relaciones de pares son frecuentes, al igual que las relaciones intergeneracionales, dónde, dos o más personas de distintas generaciones, conviven en un mismo tiempo, tejiendo vínculos que se entrelazan con otros y otros, conformando una red que, da sostén y soporte a nuestras vidas.

Como cualquier tipo de relación, las relaciones intergeneracionales pueden o no ser gratificantes. Están mediadas por las circunstancias, los contextos, las vueltas de la vida. Pero siempre resultan necesarias, porque no somos seres aislados, estamos insertos en sociedades y tenemos a esta “sociedad”, a este afuera, internalizado. Es lo que con muy buen criterio el Dr. Enrique Pichón Rivière denominó Grupo Interno. Ya el Dr. José Bleger, - discípulo de Pichón, nos instaba a superar las falsas antinomias en Psicología como Individuo – Sociedad, Naturaleza – Cultura y otros, con muy buen criterio.

Pero la necesidad de las relaciones intergeneracionales tal vez, se hacen más evidentes y necesarias en la vejez, en la tercera edad. También lo fueron imprescindibles cuando fuimos niños y adolescentes. Porque su importancia en nuestro desarrollo personal, social, emocional y espiritual es clave y es, en el contexto familiar, dónde éstas alcanzan su cumbre, se satisfacen. Pero también su declive. A veces.
   Ya hemos visto la importancia que la familia tiene para nuestros adultos mayores. El rol decisivo que la familia cumple en cuanto a cuidados y asistencia de ancianos, especialmente cuando estamos ante una situación de dependencia, vulnerabilidad. No obstante, debemos acordar que la familia no brinda sólo cuidados al adulto mayor. También transmite sentimientos de pertenencia y seguridad. Su carencia, aumenta en forma notoria las posibilidades de que nuestro adulto mayor, sufra todo tipo de desajustes, con expresiones tanto a nivel biológico, cuanto afectivo, psicológico y social.
   Para un niño, una sana comunicación familiar, propiciada por los adultos, padres y abuelos, expande sus horizontes y le abre posibilidades en sus contextos más frecuentes: la escuela, grupos de pares, clubes. En el adulto mayor, la comunicación familiar, disipa temores, reafirma la autoestima y compensa situaciones de decremento que son propios del proceso de envejecimiento, normales para la edad, pero que sus consecuencias varían, de acuerdo a la posición en que el adulto mayor, se encuentre frente a su familia y su entorno.
   Hoy, contamos con abuelos cada vez más jóvenes y bisabuelos cada vez más frecuentes, lo cual posibilita que las relaciones entre abuelos y nietos, resulte de una intensa significación. Un abuelo por lo general enriquece el contexto familiar, participando activamente en la dinámica del niño que crece en esa familia. Esto le proporciona tanto al niño como al anciano, un mundo de aprendizaje y afectividad que era impensado no muchas décadas atrás.
   Hoy en día encontramos muchos abuelos, con nietos a cargo, dado que los padres trabajan y deben ausentarse buena parte de la jornada. Muchas veces estas situaciones se producen en exceso, tanto por parte de los padres de los niños, que abusan de la “obligación” de los abuelos en el cuidado de los niños, cuanto por parte de los abuelos, que frente a la ausencia no sólo física sino funcional de los padres, toman atribuciones respecto al tipo de educación y vida social que deben a su criterio, llevar estos niños.
Este contacto continuo y cercano por parte de los abuelos con los nietos, en situación de “normalidad”, produce un enriquecimiento a dos vías para ambas generaciones. Los abuelos en general suelen aportar ternura, serenidad, calma y desasosiego, tiempo y escucha, frente a padres que, en la obligación de procurar el sostén económico, suelen delegar esta tarea.
Existen lo que se llama Programas de Relaciones Intergeneracionales, que exceden la relación abuelos – nietos. Son programas públicos y / o privados, que realicen escuelas, ONG, el Estado, otros, entre adultos mayores y niños/as, que no los ligan lazos de sangre, pero que, sin embargo, reciben de éstos el mismo afecto y cariño que abuelos consanguíneos, sino más, y de los niños a ellos, en justa correspondencia.
   A modo de ejemplo, citamos el caso de un Programa Intergeneracional, “Hacer del patio del colegio un espacio de juegos intergeneracionales. “Esta iniciativa se enmarca en un programa intergeneracional conjunto que desarrollan el colegio público de Educación Infantil y Primaria San Ignacio de Algorta y el centro de día Igurco Aiboa de Getxo, puesto en marcha en el anterior curso académico y que en la actualidad ocupa a escolares de sexto curso de Educación Primaria, con edades entre los once y los doce años.”  Y es así cómo las relaciones intergeneracionales, no se agotan y limitan al contexto familiar, sino que podemos encontrar innumerables ejemplos, muchos de ellos exitosos, dónde estos programas, no sólo benefician a los adultos mayores, sino que todas las generaciones que intervienen resultan beneficiadas.   Es muy importante, que eduquemos a nuestros jóvenes en el diálogo con los adultos mayores y viceversa. El resultado, serán generaciones dónde se habrán compensado carencias y se habrá reducido el conflicto social.   

A modo de ejemplificar, mencionaremos un caso dónde, de manera injusta e impune se obstruye el vínculo entre abuelos y sus nietos.   Los protagonistas de esta historia son F.R y A.D., dos abuelos octogenarios y sus dos nietos, quienes tienen hoy, al momento de escribir este artículo, apenas 10 años y 7 años, respectivamente.
   Estos abuelos de lunes a jueves, se encargaban de cuidar a sus nietos, los mediodías los iban a buscar al colegio y al jardín respectivamente, proceder dentro del sistema familiar, que se dio asi desde muy temprana epoca para facilitar la funcionalidad de dicho sistema dada la disponbilidad laboral de los padres de los niños.    Los cuatro, nietos y abuelos, desarrollaban en plena armonia, mencionada por ellos mismos, las actividades cotidianas: los abuelos les daban de comer, jugaban con ellos, hacían las tareas escolares, pasaban toda la tarde juntos hasta que legara la hora en que su madre, generalmente, los recogia.  La sensacion manifiesta por cada uno era de sentirse felices, y en el caso de los abuelos, felices y necesarios al poder tener cerca a sus nietos y ayudar a los padres de los mismos. 
 Pasado el tiempo, ante la separacion de los padres de estos niños se presenta un proceso judicial donde aparecen cuestiones economicas, ejercicio de presiones y de falsas denuncias en un Juzgado de Familia de la Provincia de Buenos Aires. A partir de allí, esos niños no sólo no han podido estar con su padre, tampoco pudieron estar más con sus abuelos. El hecho que la denuncia  era contra el padre. ¿Qué tenían que ver los abuelos? Incluso los mismos niños,  en el Juzgado,  manifestaban querer estar con ellos. 
    Sin tener en cuenta la palabra de los niños, por decision unilateral  no sólo pierden  todo vínculo con su papá sino también con sus abuelos. No obstante, luego de una ardua y extensa lucha tras una presentación judicial, - un año después de la misma -, la abuela logra un régimen de visita informal. Verían a sus nietos, cada cinco días durante dos horas, en un espacio abierto y publico (shopping).  
    Durante algunos meses esos dos abuelos, mayores de ochenta años, con frío, calor, viento, lluvia, o la condición que fuera, cada quince días, "veían" a sus nietos.    
Por su parte, la madre de los chicos, empleando una estrategia deliberada de obstrucción, buscó todas las maneras posibles de “destruir” ese régimen de visita informal. Argumentando que los niños se “aburrían”, llevaban amiguitos de los menores para que, estos abuelos de más de ochenta años tuvieran también que cuidar de ellos. Esto lo hizo desde inicio del régimen de visita y, el Juzgado había acordado las visitas precisamente porque los niños querían ver a sus abuelos. 
    Imagínemos ahora dos personas mayores en un shopping con cuatro, cinco niños corriendo por alli, queriendo ir a los juegos, aquí, allá y, con la responsabilidad que eso comportaba no sólo para con sus propios nietos, sino también tener que cuidar a sus amiguitos; sumado a esto, los gastos en que estos abuelos incurrían: alimentación, casa de comida rápida, juegos electrónicos, golosinas, etc. Demasiado para dos jubilados que sólo ganaban una jubilación mínima, que tomaban el colectivo para ir a ver a sus nietos, incluso A.D (el abuelo) refiere que se ha presentado enfermo con fiebre, para no perder esas dos miseras horas cada quince días.    Ante esta situacion, manifiestan que sí querían estar con sus nietos, pero sin amiguitos; ante lo cual la madre de los chicos (abogada, no es un dato menor) realiza una presentación judicial exponiendo que los niños no deseaban ver a sus abuelos. Contradiciendo lo planteado en el inicio del proceso, donde los niños habían manifestado en el juzgado que sí querían ver a sus abuelos y ahora, ¿porque decían que no?  
 En el juzgado nuevamente, sin investigar o tomar medidas adecuadas, se desoye a los mas vulnerables, los ancianos y los niños.  Vulnerabilidad y desproteccion, el resultado: sin régimen de visita provisorio informal. 
 Pasado un año que estos nietos no ven a sus abuelos, y estos a sus nietos. La justicia tardó más de un año en realizar la primera audiencia para establecer un régimen de visita provisorio, al que muy inteligentemente la madre interrumpe obstruyendo el vínculo y la justicia en su ineficacia, acompaña sin tener en cuenta los lazos afectivos y necesarios, que producen, tal como mencianabamos, "un enriquecimiento a dos vías para ambas generaciones".
Estos abuelos ya muy grandes, viven en una gran tristeza. Creemos que esos niños, en su interior, también. Seguramente no se lo explican. No pueden entender. Todos pierden...
 
Esta historia no es un caso aislado. Son miles y miles de casos que a diario se vive hoy en día dónde, por egoísmos, odios, “problemas de los grandes”, niños y abuelos pierden todo contacto con una parte de su familia. Pero, además los niños, pierden para siempre, parte de su identidad que jamás recuperarán. Estos vínculos quebrados, enajenados para siempre, son de muy difícil reparación. Dos viejos, muchos viejos, miles de viejos, mueren de tristeza y dolor. La peor de las enfermedades. Los peores síntomas.


(el presente articulo es parte de los temas a desarrollar en el proximo curso de Psicogerontologia en Campo Vincular Salud)


 *Gustavo J. Pérez Zabatta:  Gerontologo, Psicologo social, Director CESA, Centro de Estudios Sociales Argentino.




Campo vincular es un equipo de profesionales de diversas corrientes
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